miércoles, 13 de mayo de 2020








Antes de empezar esta asignatura tenía una visión muy diferente de la que tengo ahora sobre esta materia, gracias a estos créditos, he podido comprender numerosos conceptos sobre los contenidos que hay que enseñar a los alumnos, las edades a las que se deberían impartir, etc. Incluso me ha servido para aprender y conocer actividades creativas y enriquecedoras para realizar dentro del aula con los alumnos.  
Aun habiendo aprendido todo este contenido tan útil, que verdaderamente vamos a utilizarlo en un aula en un futuro que esperemos que sea próximo, solo quiero puntualizar que hubiera sido muy conveniente trabajar y analizar el curriculum, viéndolo como una gran oportunidad donde conocer y trabajar otros aspectos de la didáctica de la lengua. 
No obstante, que no hayamos realizado esta tarea, no me ha impedido caer en la cuenta de la gran importancia que tiene esta asignatura dentro de las aulas, como bien comenta Daniel Cassany “Aprender lengua significa aprender a usarla, a comunicarse”. 

La lengua representa una herramienta fundamental para la interacción social. Utilizamos la lengua para comunicarnos, establecer vínculos con los demás participantes de la sociedad, etc. Por todo ello la función y los objetivos que se persiguen son muy amplios.  Esto mismo me ha llevado a cuestionarme ciertos asuntos relacionados con la importancia que damos a esta asignatura dentro de las aulas. 

Cómo los alumnos van a valorar esta asignatura y aprehender si nosotros como maestros somos los primeros que los desmotivamos y no le damos el protagonismo que necesita dentro de las aulas. 
Esto lo he podido vivir  y “sufrir” desde mi propia experiencia tanto como alumna como en los centro de prácticas. Es una pena que enseñemos y trabajemos contenidos tan importantes como la ortografía únicamente en algunos temas de una asignatura. Pero lo mismo ocurre con la caligrafía, la escritura, etc. Pero luego cuando los alumnos son mayores pretendemos que dominen todas estas materias. 
Pero mis dudas van más haya, porqué trabajamos esta materia de forma transversal, y luego exigimos en cursos superiores como la ESO en asignaturas como historia que los alumnos se expresen bien en sus trabajos y que no cometan faltas de ortografía.  El alumno estaría en todo su derecho de reclamar que también se trabajaran estos aspectos en las demás asignaturas y nosotros como buenos maestros tendríamos que atender a sus necesidades y carencias. 

Desde la primera clase me llamo mucho la atención, la manera en la que el profesor decidió conducir esta asignatura.  Desde un primer momento quedé embelesada con la metodología que optó por seguir dentro de sus clases, tanto de manera presencial como semipresencial. 
Aún me acuerdo como desde el primer día, el profesor decidió convertir sus clases en un espacio abierto al debate y al diálogo, renunciando de este modo a las clases magistrales. 

Todo esto nos tenía absortos y nos motivó desde el primer momento, algo que muchas veces es difícil conseguir y creo que debe de ser un reto a la hora de impartir asignaturas semipresencialmente.  Pero nuestra motivación por la asignatura quedó plasmada incluso cuando, nosotros mismos como alumnos queríamos abrir y presentar nuevos temas para el debate. 

Actividad 4: Reflexión final | Construyendo estrategias de ...


Esta participación en los debates me enriqueció plenamente, ya que nunca había tenido la oportunidad de participar activamente en uno. 

En estas experiencias pude percibir lo enriquecedores que pueden llegar a ser estas disputas, incluso empecé a cuestionarme los beneficios que podían aportar a nuestros alumnos de primaria.  Gracias a la primera tarea que teníamos que elaborar, pude investigar e introducirme más en el mundo del debate, aprehendiendo que pasos hay que seguir dentro de este, los papeles y el protagonismo que pueden tener los alumnos,  cómo se pueden evaluar, etc. 

Incluso, debido la lectura de un artículo sobre realizar debates online dentro de las aulas, propuse varios debates dentro del foro de la asignatura, mi asombro fue ver que los demás compañeros también se motivaron y empezaron a contestar a las entradas e incluso a proponer las suyas propias. Pero esto no hubiera sido posible si esta asignatura no hubiera apostado desde un primer momento por las nuevas tecnologías. 

Gracias a ello aprendí a utilizar la plataforma de blogger, pudiendo crear mi propio blog, Descubriendo esta herramienta y los usos que podemos dar dentro del mundo educativo. Aunque me gustó mucho esta herramienta, también pude ver alguna de sus limitaciones como pueden ser que no se pueden dividir las entradas o no hay estadísticas sobre el número de visitas n sobre el número de lecturas de la entrada, por lo que a la hora de utilizarlo dentro del aula, no sabríamos cuantas veces han visitado las entradas el alumno o si la han leído todos.  Aunque también he de decir que siempre se nos ha dotado de libertad para crearnos el blog en la página que queramos y crear el contenido que quisiéramos dentro de ella. 

A su vez, a la vez que se me brindaba la oportunidad de hablar y exponer mis ideas, también me sentía escuchada. Fue asombroso como por primera vez pude hablar sobre temas que me importan, pero nunca antes había tenido la ocasión de exponer, por lo que me sentí libre y escuchada. Creo que es importante que como maestros aprendamos a escuchar a nuestros alumnos, ya que como he podido experimentar es vital para el avance educativo. 

Como expuso Mercer, en 1993“El aprendizaje es estimulado cuando a los alumnos se les da la posibilidad de hablar sobre sus ideas y responder acerca de las ideas de los otros”. Incluso autores más recientes como Kucan y Beck (2003) sugieren que las conversaciones en pequeños grupos ayudan a que los alumnos se comprometan. 
Considero que muchas veces nosotros como maestros no escuchamos a los alumnos ni dejamos que se expresen por miedo a que no se sientan acompañados ni guiados en el aprendizaje, pero en esta asignatura he percibido todo lo contrario. 
En todo momento me he sentido acompañada, no únicamente en las pocas clases presenciales que hemos tenido, en las cuales he podido aprender mucho sobre la metodología que utilizaba y el buen papel de moderador que realizaba. 
Este acompañamiento también ha tenido lugar de manera online, gracias al manejo de las nuevas tecnologías, usando programas como Teams, foros o incluso el correo electrónico.  Gracias a estas plataformas, cuando se decretó el estado de alarma y las universidades se vieron obligadas a cerrar, no hubo apenas modificaciones y cambios que afectaron a la asignatura y a su forma de evaluación. Algo que nos tranquilizó a todos los alumnos, ya que pudimos continuar nuestras clases sin ningún problema sin que se vieran afectadas en su transcurso ni en los objetivos y materias que se impartían. 
Este estado de alarma como maestro nos ha ayudado a ver la necesidad de que aprendamos e incorporemos nuevos recursos y herramientas tecnológicas dentro de nuestras clases y en esta asignatura he aprendido el manejo de muchos programas que me gustaría utilizar con mis alumnos en un futuro cercano. 
Aun así, no quiero esconder el miedo que tuve en un principio a esta asignatura, ya que el conocimiento de la lengua es muy importante y veía como un reto el hacer llegar los contenidos que abarcan esta asignatura a toda una clase. Sin embargo, este no fue mi único temor, como ya he comentado previamente, me asustaba el cursar esta asignatura presencialmente, ya que no me considero una persona con grandes conceptos tecnológicos, pero he podido ver como el profesor ha sido flexible, dejándonos libertad desde el primer momento a la hora de elegir las herramientas con las que íbamos a trabajar, si no incluso en la metodología, ya que se ha llegado a producir una “clase invertida” donde nosotros como alumnos investigábamos y proponíamos diversas entradas con los temas que nos interesaban, al igual que las tareas que se proponían nos animaban a buscar información fuera de los apuntes, ya que nos animaba a conocer más sobre el tema.  Todos estos conocimientos me han ayudado y servido para actualizarme.  
Pero como hemos podido ver para debatir, es necesario que nos cuestionemos preguntas, pero esto no me ha supuesto difícil, ya que mientras iba leyendo e informándome más sobre el temario, no paraban de surgirme preguntas como: a qué edad es la adecuada para enseñar a leer, que método es el adecuado, etc. 

A su vez los apuntes que se nos aportaban en la asignatura eran los convenientes, no únicamente por la redacción, si no por los temas que se planteaban y cómo se presentaban. Ya que muchas veces el escritor de los apuntes te hacía cuestionarte preguntas que luego te respondía unas hojas más adelante o te hacía motivarte por un tema, únicamente leyendo los apuntes. 

Los temas teóricos te invitaban al debate y que tu mismo construyeras tus propias hipótesis con información verídica y contrastada como podía ser el tema de cual debería de ser la edad a la que enseñar a leer y escribir a los alumnos o si hoy en día en pleno siglo XXI merece la pena seguir enseñando a los alumnos a escribir. 

Asimismo, se nos ha invitado a reflexionar sobre aspectos y métodos practicados en el aula, los cuales hay muchos que dejan mucho que desear. Reflexionado de si verdaderamente algunas prácticas muy extendidas hoy en día aportan verdaderamente algo beneficioso para el alumnado o se realizan por comodidad de los maestros. Como puede ser el caso de la lectura en voz alta, numerosas veces pedimos a los alumnos que lean en voz alta el libro de texto para “dar por explicado un tema” , ya que creemos que es la manera más rápida de explicar el tema haciendo que los alumnos presten atención, pero tras la lectura de los argumentos que se daban en el temario, pude ver que no era la adecuada, ya que en realidad la lectura en voz alta hay que prepararla previamente. 

Como bien refleja Irune en sus apuntes “la lectura en voz alta está más cerca de un acto de expresión oral que de un acto de lectura usual y personal para buscar placer o información.” Por lo que como futuros maestros no debemos caer en el vicio de muchos educadores, porque no se puede leer en voz alta cualquier tipo de texto y este hay que prepararlo previamente leyendo el texto en voz baja varias veces o incluso ensayándolo delante de un espejo. Hay que atender a la entonación, las pausas, el ritmo, el volumen, la respiración y la pronunciación. 
No obstante, esta asignatura me ha animado a utilizar y arriesgarme con otros tipos de textos dentro del aula, aportándole a los alumnos más variedad y riqueza.  Arriesgándome a introducir textos no literarios dentro del aula. Este tipo de textos pueden llegar a ser una buena opción a la hora de introducir a los alumnos en el mundo de la lectura, ya que son textos con los que normalmente están más familiarizados. 

Otro de los puntos sobre los que he reflexionado y llevado a debate es si verdaderamente tiene un sentido que rellenemos los tiempos muertos de la clase para que el alumno lea algún libro de la biblioteca. Lo cual me gustaría criticar esta práctica, ya que muchas veces como maestros nos quejamos de que hoy en día nuestros alumnos no leen y prefieren ver la televisión, pero cómo van a levantar su interés por la lectura si los libros que les damos a leer muchas veces no son los adecuados e interesantes para su edad y además nosotros como maestros no propiciamos momentos para que el alumno lea. 

Pero no únicamente aprendimos sobre la lectura, si no que también estudiamos contenidos como la escritura, algo que me fascinó, ya que en pleno siglo XXI, se esta dejando de lado muchas veces la escritura en papel y en algunos sistemas educativos están planteándose si enseñar dentro de las aulas la caligrafía. 

Pero, aunque hoy en día se están introduciendo una gran cantidad de herramientas tecnológicas dentro de las aulas, este temario me ha convencido de porque no debemos abandonar la escritura a mano, ya que tiene muchos beneficios y podemos desarrollar en nuestros alumnos muchas habilidades como la psicomotricidad fina. 

En el apartado de la ortografía y la semántica, pude descubrir como muchas veces los maestros no realizamos actividades motivadoras para los alumnos, ya que tanto en la lectura del tema, como en la elaboración de la actividad propuesta pude encontrar un gran número de actividades motivadoras de ellas he de resaltar la gran cantidad de maneras con las que se puede realiza un dictado dentro de un aula, los cuales estoy deseando realizar en un futuro cercano. 

No obstante, en esta asignatura también se ha dado cavidad a otros temas que muchas veces no pensamos que podamos trabajar dentro de las clases de lengua como es el caso de la dramatización.  Pero por qué no hacerlo Según Jesús Moreno, “entre las virtualidades pedagógicas de la dramatización destacamos sobre todo el carácter globalizador del lenguaje (aúna la expresión verbal y no verbal) y su multidisciplinariedad (expresión corporal, lingüística, plástica y rítmico-musical); además, propicia procesos de integración entre los componentes por los ingredientes cooperativos y lúdicos de esta metodología”. 
Por ello con todos los beneficios que tiene la dramatización en el aprendizaje del niño, me sorprende que los profesores solo la trabajen en algunos momentos del curso, como pueden ser la obra de navidad o final de curso sin aprovechar este recurso en su totalidad. 
A su vez, por fin he descubierto la verdadera utilidad que tiene el enseñar morfología y sintaxis dentro de las aulas, como explica Miquel Llobera (VV. AA., 2000, 5) “la enseñanza comunicativa de una lengua no tiene por qué ser una oposición a la enseñanza gramatical y literaria, pues en ella se da cabida también a estos elementos.” 
Gracias a ello he cambiado mi idea sobre esto, y he visto la verdadera utilidad que tiene trabajar la sintaxis y la morfología. Pero sin caer en la práctica de pedirles a los alumnos que analicen morfológica y sintácticamente textos sin ningún sentido.



BIBLIOGRAFÍA:




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